Me lo temía, nada más ver los resultados electorales del pasado 28 de marzo, en el que Kadima o Adelante, el movimiento formado por el primer ministro saliente Ariel Sharon, y encabezado, en esta legislatura que comienza por Ehud Olmert, de que la insuficiente mayoría alcanzada frente al fraccionamiento político de la nueva Kneset podría dar al traste con las aspiraciones de la formación más votada de formar gobierno. En medios políticos y periodísticos del entorno nacional y de la diáspora se apunta hacia la posibilidad de que el Partido Laborista o Avoda, de Amir Peretz, haya iniciado gestiones con los partidos nacionalistas, religiosos, que suman 33 escaños, para formar una gran coalición que desbarate las pretensiones de Kadima de constituir un gobierno o de que el presidente del Estado de Israel, Moshe Katzav, le encarque la formación del ejecutivo cuando concluya la ronda de consultas con todos los líderes de los partidos con representación parlamentaria.
Como se recordará Kadima obtuvo 29 diputados de los 120 de la Kneset, muy lejos de la mayoría absoluta exigible de 61 para formar un gobierno estable y duradero. El resto de la oposición, encabezada por Avoda, suma 91, aunque muy fraccionada y dispar desde el punto de vista ideológico.
La posibilidad de que se registre ese vuelco no es descabellada sobre el terreno de la hipótesis, pero podría tomar cuerpo si Amir Péretz consigue los apoyos requeridos para garantizar la formación de un gobierno de coalición. En el caso de que en el período de consultas con el presidente del Estado presentara una oferta sólida, habría que ver qué ocurrirá, qué decisión adoptará Moshe Katzav.
Lo lógico sería que se encargara la formación de gobierno al partido más votado y siempre que el mismo cuente con el respaldo suficiente para ser investido en la primera vuelta.
La clase política tendrá que mirar por el bien de la nación por encima de cualquier consideración y se debiera imponer el sentido común y de la generosidad, pero sin llegar al entreguismo.
Todo apunta que el nuevo gobierno no dispondrá de la fuerza suficiente para aguantar una legislatura de cuatro años.
La preocupación de los sectores económicos no se ha hecho esperar y la bolsa de Tel Aviv ha reaccionado a la baja ante la posibilidad de un nuevo gobierno de centroizquierdas y las consiguientes políticas presupuestarias generadoras de déficit público.
De todas formas, estas apreciaciones son fruto de las especulaciones periodísticas de los últimos días. A medida que avancen los contactos y negociaciones, se podría perfilar una coalición entre Kadima, Avoda, Shas, Meretz y Jubilados. Un gobierno de síntesis del espectro político nacional.
Fuente: Foto procedente de Es-Israel.