Israel conmemora a las víctimas del nazismo con una jornada de luto que se inició en la víspera (noche del domingo al lunes) en el Museo Yad Vashem de Jerusalem con el encendido de seis antorchas, una por cada millón de judíos asesinados entre 1939 y 1945. En la actualidad quedan 250.000 supervivientes del Holocausto. El 73 por ciento corresponde a personas mayores de 76 años, según datos publicados por la prensa israelí.
La presidenta en funciones de Israel y titular de la Kneset, Dalia Itzik, manifiestó en su discurso que “no hay palabras que puedan explicar, ni idioma con el que comprender”.
Itzik afirmó con solemnidad que “no tenemos el derecho a olvidar, ni la autoridad para perdonar” a aquellos que cometieron esos crímenes.
Seis millones de judíos perdieron la vida en los guetos y campos de concentración del régimen nazi entre 1939 y 1945 en una política destinada a poner fin al judaísmo europeo por medio de un plan macabro conocido como la “Solución final”.
El Museo del Holocausto conserva los nombres de tres millones de las víctimas por lo que ha convocado esta jornada de conmemoración bajo el lema “conservar el testimonio”, antes de que mueran los últimos supervivientes.
El primer ministro israelí, Ehud Olmert, exhortó a los supervivientes a que no oculten su historia y a que si, aún no lo han hecho, presten testimonio antes de morir.
”Cada testigo que calla hasta su último día se lleva con él a la tumba su testimonio”, advirtió Olmert al destacar la importancia de esta transmisión de la memoria para combatir las teorías negacionistas del Holocausto y el fenómeno del antisemitismo.
Un informe del Instituto para el Estudio del Antisemitismo, dependiente de la Universidad de Tel Aviv, ha puesto de relieve que el pasado año se incrementó de manera notable el número de ataques contra intereses y personas judías en el mundo.
El presidente del Museo, el ex ministro Yosef Lapid, también superviviente de la “Shoah” (como se conoce en hebreo al Holocausto), recordó las matanzas que se están perpetrando en la región sudanesa de Darfur para ejemplificar que el mundo “no ha aprendido la lección”.
A los discursos políticos siguió el encendido de antorchas, una de ellas por Yaacov Handeli, un sefardí de 79 años que se dedica a contar su historia en ladino a los visitantes del Museo.
A las 10.00, hora local (07.00 GMT), las sirenas sonaron en todo Israel para recordar a las víctimas, mientras en los colegios y en centros culturales se celebraron actos de recuerdo.
Nadie puede ni debe perder de vista esta conmemoración como recuerdo y motivo de reflexión sobre uno de los acontecimientos que han envilecido la condición humana. Unos hechos imperdonables que desacreditan la supuesta superioridad de la raza humana y que la condujeron a límites difícilmente soportables o comprensibles. Tan incomprensibles como querer negar la esencia misma de la historia con las teorías de los herederos de los verdugos caracterizados en el antisemitismo.
Ehud Olmert, en ceremonia inaugural en Yad Vashem, en Jerusalen. FOTO: ITON GADOL
Últimos comentarios