La declaración del Parque Nacional del Teide (situado en el corazón de la isla canaria de Tenerife) como Patrimonio de la Humanidad, acordado por la UNESCO en Nueva Zelanda, abre un paréntesis en ISRAEL GRÁFICO, como modesta revista virtual sionista independiente de las Islas Canarias, para sumarse, como no podía ser de otra manera, al júbilo general de la población isleña por tan esperada y merecida distinción, que obliga a la sociedad a su protección y cuidado. El Teide (3.710 metros de altitud sobre el nivel del mar) es seña de identidad de todos los canarios y declarado como parque nacional en 1954, es el tercer volcán más alto del mundo y único en el planeta por su geodiversidad, por sus construcciones volcánicas. Y además se considera de los más importantes dentro de los sistemas volcánicos de la tierra, “y por todo ello merece tal reconocimiento”. Entre los valores que se han esgrimido para presentar su candidatura destacan el ser uno de los lugares mejor conservados de los ecosistemas atlánticos de alta montaña insulares, y por las 220 especies de plantas que alberga, de las que el 20% son endémicas de Tenerife. La Comisión Mixta de Parques Nacionales de Canarias propuso la candidatura hace algo más de cuatro años, y el Parque Nacional del Teide ha tenido que competir con otros 44 enclaves más del planeta. También ha contado bastante con la implicación de los ministerios de Medio Ambiente y de Exteriores, la adhesión de numerosos organismos públicos de Canarias y nacionales e internacionales, y las miles de firmas de ciudadanos, así como con el apoyo de colectivos ecologistas como Greenpeace y Adena. El Parque Nacional del Teide ocupa el 70% del territorio de La Orotava, en Tenerife (Islas Canarias), y comprende municipios como Icod de los Vinos, Garachico, San Juan de la Rambla, La Guancha, Vilaflor y Santiago del Teide.