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61 años del Estado de Israel moderno

Israel festeja sus sesenta y un años de historia moderna y el milagro de su supervivencia frente a la adversidad y la hostilidad, con la mirada puesta en un presente emprendedor, laborioso y lúcido, con la mirada puesta en los retos del porvenir, sin perder de vista su legado milenario que constituye la base y esencia de su razón de ser. Cuando aún queda en el ambiente los ecos de las sirenas del recuerdo por los caídos en las sucesivas guerras impuestas por sus enemigos y por la sangre derramada por el terrorismo, la sociedad se apresta a vivir en estas horas la conmemoración del Día de la Independencia, que se proclamó el 5 de iyar de 5708, según el calendario hebreo ó el 14 de mayo de 1948, de acuerdo al calendario Gregoriano. Un sueño que albergó la mente y el espíritu de aquel hombre preclaro  y visionarioTheodor Herlz, que sentó las bases de lo que sería la restitución, por derecho propio e inalienable, del hogar nacional o la patria del pueblo judío; su retorno a la Tierra de Israel. Un legado histórico que se remonta a 35 siglos y que tras un paréntesis de 1948 años, de la era común, resurge como Estado moderno y como una de las naciones más avanzadas tecnológica y científicamente del mundo. A modo de recuerdo cabe señalar que el Estado de Israel moderno nace el 5 de iyar de 5708 (14 de mayo de 1948), según resolución de la Organización de las Naciones Unidas (ONU). Su declaración de independencia implica la consecución de toda una aspiración milenaria de retornar al hogar tras 20 siglos de diáspora desde la destrucción del segundo Templo, en el año 70 de la era común. La mano del hombre transformó un desierto en un vergel y después de 61 años de historia reciente, se presenta como un país en expansión y progreso. Ciencia, tecnología, agricultura, industria y turismo figuran entre sus activos más sobresalientes en economía. Su sistema político se sustenta en la Democracia y el pluralismo ideológico y religioso, en la división e independencia de poderes: judicial, legislativo (representado en el Parlamento o Kneset con 120 diputados elegidos por sufragio universal) y gubernamental.

 

Pesaj, la fiesta de la liberación y de la conciencia nacional

Nisan es el primer mes del año hebreo, en el que festejamos la fiesta de Pesaj y la liberación del pueblo de Israel de la esclavitud en Egipto y su constitución como nación. Pesaj, que literamente, significa paso, se refiere a un hecho milagroso que ocurrió cuando el pueblo de Israel se preparaba para salir de Egipto aquella noche del 15 de Nisan. Era la noche en que se produjo "la plaga de los primogénitos" en Egipto, y Hashem "salteó" las casas de los judíos que habían pintado en los marcos de la puerta con la sangre del cordero. En esos hogares no hubo muerte, y ese "salto" o "pasaje" es rememorado por todas las generaciones del pueblo judío desde entonces. Pero también era la noche en la que se salvaron todos los primogénitos de Israel, por eso cada primogénito guarda ayuno o lo redime por estudio de Torah, el día anterior.

Esa noche damos rienda libre al potencial especial que tiene todo judío de expresar Divinidad. En hebreo, el país de Egipto es llamado Mitzraim, que significa "estrechez" o "restricción", y en especial la incapacidad de poder expresarse. En Egipto el pueblo judío estaba restringido y no podía expresar Divinidad cabalmente. La redención de las restricciones de Egipto es el poder Divino y el milagro de la festividad de Pesaj.

Desde el 15 al 22 de nisa se celebra Pesaj, en la que está prohibido comer todo alimento leudado o que contenga levadura. En Israel son siete días y en la diáspora ocho.

En las dos primeras noches o seder de Pesaj se recita la Hagadá (relato) de la salida de Egipto y de cómo el Eterno, con mano fuerte y brazo extendido sacó al pueblo de Israel de la servidumbre.

Como es costumbre se comen matzot o tortas de pan ácimo, hierbas amargas...Se toman cuatro copas de vino, una reservada para el profeta Elias, para que nos traiga buenas noticias de redención, y se lee la Hagadah o relato de Pesaj. Y no que decir tiene que se come el Aficomán, al finalizar el seder.