Judea y Samaria (Cisjordania) forma parte indeclinable del territorio nacional de Israel. Cualquier concesión sobre tal circunstancia viola cualquier principio sobre la heredad otorgada por Hashem, Bendito ÉL, a los patriarcas Abraham, Yitzhak y Yaakov (a quien con gran júbilo apodó Israel y Yeshurun). ISRAEL GRÁFICO desde una postura sionista pura no puede compartir ni comparte el espíritu ni la letra contenida en la llamada Hoja de Ruta que certifica la inseguridad de Eretz Israel, y aún más, del Isreal Gadol o Gran Israel, ni comparte la postura del actual primer ministro Beniamin Nethanyahu, sobre sus propuestas de paz con los enemigos irreconciliables del Pueblo Judío. Pedimos al Todopoderoso que, con su infinita misericordia, guíe a los gobernantes del país (Israel), para que no decaigan sus fuerzas y defiendan la integridad del patrimonio conferido en usufructo, pues, no en vano, son administradores de esa propiedad que sólo pertenece al Altísimo. Como depositarios de esa titularidad no pueden hacer oídos sordos ni sucumbir a presiones foráneas, especialmente, en estos momentos tan críticos.
Que nadie se lleve a engaño sobre esas “amistades” interesadas que, en el fondo, buscan la perdición de Israel.
Cabe esperar que no se sucumba ante la complacencia y el exceso de confianza hacia aquellos que juegan con vidas humanas como las del querido soldado Gilad Shalit, vilmente secuestrado, y por cuyo bienestar es justo rezar y actuar con contundencia.
Su vida, bien hubiera valido una operación como la de Entebe, lo demás, son florituras y afán por marear la perdiz. Valga esta expresión con sumo respeto.
Si yo hubiera sido primer ministro, no me hubiera temblado el pulso...
EL EDITOR.