Homenaje a Salomón Zrihen en Gran Canaria. Foto: Nathanael EMERGUI_________________________
El Judaísmo de las Islas Canarias de la segunda mitad del siglo XX y albores del XXI de la era común tiene nombres propios, pero sin duda, y ambages, el de Salomón Zrihen, venerable maestro por antonomasia, constituye uno de sus paradigmas más relevantes en la conservación, protección y transmisión de la esencia misma de ese legado de casi cuatro mil años de historia de Israel, encarnado en nuestros patriarcas Abraham, Yitzhak y Yaacov (Z”L), y en las matriarcas Sarah, Rivka, Rajel, Bilna y Zilpa, fundamentalmente, en legado de la Torah, que representa todo un sello y señas de identidad que, como en todo tzadik conforma el eje de su vida. Más de medio siglo de dedicación plena a la Comunidad Israelita de Las Palmas de Gran Canaria, que aún dirige con entereza, dedicación y amor, pone de relieve su liderazgo humano, y constituye todo un ejemplo de entrega a los valores que encarna el Judaísmo como seña y patrón de identidad. Un hombre respetado por todos quienes hemos tenido la suerte de tratarle y compartir momentos felices y, también, aciagos, donde ha tenido que sobreponerse a la adversidad de la vida, por quienes poseen referencias suyas.
Recientemente, como se hace constar en el reportaje gráfico de Nathanael Emergui, el actual presidente de la Comunidad Israelita de Las Palmas de Gran Canaria, don Salomón Zrihen, recibió un homenaje en el hotel Santa Catalina de la capital grancanaria. Un acto emotivo en el que fue arropado por su familia y todo el kahal.
En don Salomón confluyen otras cualidades humanas que imprimen carácter, como su especial sensibilidad artística, reflejada en sus óleos e incluso su vena poética, ambos reservados para su intimidad personal y que ha sabido compartir con sus más allegados.
No en vano, y así lo constantan los hechos, el Santo, Bendito El, le ha premiado con largura de de días y de descendencia, que constituyen todo un cántico de alabanza al Creador, pues su prole se asemeja a esos brotes de olivos en torno a su mesa generosa (parafraseando al salmista) y hospitalaria desde siempre y que quien, modestamente, escribe, ha sido también bendecido por conocerle y por darle la alegría de retornar desde la lejanía a la Casa de Abraham Avinu.
Mis 240 órganos vitales tiemblan cuando recuerdo aquel primer día en que hice aliá de la Torah en la Bet Kneset de Las Palmas de Gran Canaria, poco tiempo después de mi reafirmación de mi condición judía, tras haber pasado el guiur y la tevila, en la sinagoga de Hanasi, de Rajavia en Jerusalem y en la mikve de la calle Parán, en Ramat Skol. Le aseguro, que aquel 24 de octubre de 2001 ó, aproximadamente, 9 de jeshvan de 5762, fue el día más feliz y hermoso de mi vida, y que todavía hoy me causa escalofríos haber dado ese salto al infinito en mi reencuentro con mi casa lejana, que desde la infancia se tornaba en llamada y reclamo y que mi conciencia era incapaz de descifrar ese mensaje. Don Salomón Zrihen me abrió su casa y me recibió en su hogar una primavera de 1996, no me conocía de nada, sólo tenía mis referencias previas de la recomendación verbal de su gran amigo, de bendita memoria, Marcos Cohen Loya (Z"L), por cuya mediación me atreví a pedirle una cita, y me recibió en su despacho de su hogar en Las Palmas de Gran Canaria. Luego me atrevería a viajar a Gran Canaria para conocer la sinagoga y aprender, e incluso, a ejercitarme en el cumplimiento de las mitzvot, a guardar Yom Kipur, o recibir y vivir el Shabat. Me tocó conocerlo en una época de gran actividad comunitaria y compartir momentos alegres y difíciles, ¿cómo puedo dejar pasar por alto a José Chocrón (con quien me reencontré en Jerusalem, en 2002, y pude compartir Sucot en el barrio de Har Nof, y ser honrado con la aliá al Sefer, en la betkneset comunitaria), o Simón Chiriqui, a Metz, a Monti Emergui, a la familia Sananes, entre otros.
Rafael Ben-Abraham Barreto. Editor.
Reportaje gráfico:
Nathanael EMERGUI.
Publicado también en AURORA (Israel).