Lorenzo de Ara*
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Dos opiniones me han interesado. Las dos fueron expresadas en el periódico El País. La primera, intenta convencernos de que el ingreso de Turquía en la Unión Europea sería muy bueno para el selecto club. El autor, Emilio Menéndez del Valle, embajador de España y eurodiputado socialista, deja escrito lo siguiente: "Es necesario un lugar para Ankara en la UE porque es una pieza clave en la estabilidad de Oriente Próximo". No le falta razón, y añade: "Estamos perdiendo un tiempo precioso en perjuicio de una Turquía democrática y en beneficio de una posible Turquía ganada para el fundamentalismo islámico. Ahora la cuestión no es tanto ya si la Unión Europea rechaza a Ankara cuanto si esta ha comenzado a rechazar a la UE." Pero Turquía, en este presente inestable y no menos peligroso que el de hace unas décadas, sigue generando rechazo en una Euorpa que no quiere poner en peligro su modelo social, económico y cultural. Lo que sin duda estará despertando simpatías entre los socios comunitarios, es la postura radical –¿tal vez visceral?- del gobierno turco hacia Israel. Ya sabemos que los eurpeos nos caracterizamos –a través de nuestros gobiernos y sesudas mentes- por un antisemitismo inyectado en vena. Pero si Turquía es crucial en la Alianza Atlántica, siendo un aliado principal para Estados Unidos en Oriente Próximo, amén de tener una relación bilateral rigurosa y pragmática con Israel, -aunque puesta en serio peligro por el gobierno de Erdogán-, no caben los recelos hipócritas de una Europa que tiene miedo a un vecino que crece economicamente, y se agiganta con una diplomacia mucho más eficaz que la española, la italiana o la alemana. Mi opinión es que Europa acabará por aceptar ese ingreso. Y que Alemania, Francia y Austria –contrarias sin fisuras a ese ingreso- obtendrán los beneficios necesarios para que el otrora imperio otomano conquiste las calles y las instituciones del viejo continente.¿De manera pacífica? Por supuesto.
La otra opinión viene firmada por Thomas L. Friedman, dos veces ganador del Premio Pilitzer y columnista del The New York Times. "Acabo de ver un nuevo y extraordinario reportaje que, dirigido por Shlomi Eldar, corresponsal en Gaza del Channel 10 israelí, y titulado Una valiosa vida, narra la historia de Mohammed Abu Mustafa, un bebé palestino de cuatro meses que sufre una inusual carencia inmunitaria. Conmovido por la situación del niño, Eldar les ayuda a él y a su madre a trasladarse desde Gaza al hospital israelí de Tel Hashomer para someter al pequeño a un vital tratamiento de trasplante de médula ósea. La operación cuesta 55.000 dólares. Eldar hace un llamamiento a través de la televisión israelí y a las pocas horas un judío israelí cuyo hijo murió haciendo el servicio militar dona todo el dinero. Sin embargo, el reportaje da un giro espectacular cuando Raida, la madre del bebé, menospreciada en Gaza por someter a su hijo a un tratamiento en Israel, espeta que espera que de mayor este se convierta en terrorista suicida para ayudar a recuperar Jerusalén. Raida le dice a Eldar: "Desde el bebé más pequeño, incluso más que Mohammed, hasta la persona más anciana, todos nos sacrificaremos por Jerusalén. Creemos tener derecho a hacerlo. Tú puedes enfadarte, así que enfádate".
Y con magistral refinamiento termina: "La crítica destructiva bloquea los oídos de los israelíes. Les dice que ningún contexto puede explicar su comportamiento, que la singularidad de sus errores es tal que eclipsa todos los demás. Los críticos destructivos se limitan a decir que Gaza es una cárcel israelí, sin llegar nunca a mencionar que, si después de la retirada unilateral de Israel de la franja, Hamás hubiera decidido convertirla más en Dubai que en Teherán, Israel también se habría comportado de otra manera. La crítica destructiva solo fomenta que los sectores israelíes más destructivos puedan señalar que poco importa lo que haga Israel, así que ¿para qué cambiar? ¿Qué tal si todos respiramos hondo, ponemos una copia de Una valiosa vida en nuestro reproductor de DVD y vemos ese reportaje sobre el Oriente Próximo real? Si después seguimos queriendo ser críticos (y es mi caso), seámoslo de manera constructiva. Muchos más israelíes y palestinos nos escucharán".
Las dos opiniones son excelentes. Y me interesan porque ponen una vez más a Israel en el centro de la diana. Turquía es un socio preponderante para Occidente. Entre otras muchas razones, porque mantiene abierta la puerta de la diplomacia con Israel, llegándose a afirmar que los dos estados mantienen unas relaciones respetuosas, no exentas de críticas severas, pero bien encauzadas. Al mismo tiempo, leyendo con plenitud el artículo de Friedman, se llega a la conclusión de que Israel no es perfecto, pero también se confirma que la despiadada torpeza del odio hacia el judío –hoy tan presente- es un mal que otorga alas a los violentos y a los enemigos de Occidente.
Como siempre, un humilde isleño mantiene su amor y respeto más profundo hacia Israel, y ruega a Dios para que la paz más justa se instale para siempre en Israel y Palestina. Shalom Aleichem.
Copyright.Lorenzo de Ara. Periodista.