Cuatro soldados del Ejército de Israel fueron abatidos en Hebrón (Kiriat Arba), en Judea y Samaria, justo cuando el primer ministro Benjamín Netanyahu viaja a Estados Unidos para reunirse con el presidente de la Autoridad Nacional Palestina, Abu Mazen, un encuentro auspiciado por Estados Unidos. Sin duda, este trágico suceso habría que entenderlo como uno de los múltiples avisos a navegantes que propician los patrocinadores del terrorismo y la lucha sin cuartel contra Israel. Se trata del segundo ataque que se registra en dos meses en Judea y Samaria.
Si Israel espera conseguir progresos en sus intentos por reactivar el proceso de paz con escenarios como el trazado hace pocas horas en Judea y Samaria, con el asesinato de cuatro militares, aviados vamos. El cese del fuego entre las partes debe ser una condición indispensable para sentarse a hablar, y no poner sobre el tapete cuatro nuevas víctimas. Así no se puede avanzar, máxime cuando cabe esperar una reacción contraria.